Guerra en Medio Oriente: impacto en los mercados energéticos en 2024 y 2025

Mapa del Medio Oriente con íconos de petróleo, gas y rutas marítimas en conflicto.

El conflicto bélico tiene efectos mundiales debido al importante rol de la zona involucrada. Un punteo de los movimientos estratégicos que se llevan a cabo. 

En los últimos tiempos, además de generar preocupación respecto a las consecuencias sociales que tiene una guerra, el conflicto en Medio Oriente es un suceso que impacta directamente a la economía mundial, causando volatilidad en los mercados energéticos globales, aumentando la incertidumbre económica. 

Con la confrontación entre Irán e Israel en constante aumento, el papel de grupos armados en la región y la inestabilidad en el Estrecho de Ormuz, los inversores y analistas observan con preocupación el posible impacto en los precios del petróleo y el gas natural, así como las implicaciones macroeconómicas para 2024 y 2025.

El suministro energético en medio de la guerra: la reacción mundial 

El Medio Oriente es una región de gran importancia en lo que respecta a  la producción y exportación de energía, contando con territorios que tienen gran parte de la oferta mundial de petróleo y gas. Por ello, la escala del conflicto en la zona tiene un efecto en la producción y transporte de la materia prima, causando la volatilidad en los precios internacionales.

Las rutas de transporte, como es el Estrecho de Ormuz, se convirtió en tierra estratégica de conflicto, derivada en las amenazas de libre circulación de buques petroleros. Este tipo de factores llevaron a que los precios variarán entre los 80 y 100 dólares por barril. 

Este precio puso en riesgo la normalidad del comercio del suministro. En este sentido, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP+) tomó una postura prudente y ajustó la  producción, en búsqueda de evitar un colapso en la oferta o un aumento de abastecimiento que perjudique los precios.

En cuanto al gas, también contó con un aumento en los precios de referencia ante los conflictos y un posible impacto en las rutas del suministro.

En este sentido, la postura de los inversores fue con precaución y su capital lo enfocaron a otro tipo de activos refugio como es el oro o el dólar. Este movimiento estratégico redujo  la liquidez en los mercados emergentes. 

En cuanto al futuro próximo, se especula que el aumento en los precios de la energía podría impactar en el camino de desinflación en Occidente, que puede tener como consecuencia una política monetaria más restrictiva, por lo que los próximos meses se pueden desatar  presiones inflacionarias renovadas, con los bancos centrales. 

Este escenario, llevó a países como  Estados Unidos, Canadá y Brasil a tomar medidas. Por ello, aumentaron su producción para minimizar el impacto en los mercados. También, la transición hacia energías renovables tuvo una aceleración por tratarse de una alternativa ante la crisis energética.  

En primera instancia, se espera el fin del conflicto pero se trata de un escenario difícil de darse. Por lo que una evolución del conflicto en Medio Oriente es posible, por lo que continuará siendo un factor determinante para los mercados energéticos en 2024 y 2025.

Los inversores y gobiernos deberán estar listos  para enfrentarse a un panorama de gran incertidumbre, donde la gestión del riesgo y la diversificación de fuentes energéticas serán claves para mitigar los impactos de esta crisis geopolítica. En este sentido, tal como indica el especialista,  Fernando Boudourian, el análisis de tendencias económicas es fundamental  para la toma de decisiones estratégicas.

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