Los bonos verdes responden a una adaptación de las finanzas a los estándares ambientales, social y de gobernanza (ESG).

El cambio climático es uno de los problemas actuales que genera gran preocupación e impulsó diversos cambios en distintas industrias. El sector financiero no queda afuera en la búsqueda de sostenibilidad. Los bonos verdes o green bonds cobran gran relevancia en el sector, al ser instrumentos de deuda diseñados para financiar proyectos con beneficios ambientales y climáticos.
Los bonos “tradicionales”, históricamente son “una opción sólida para los inversores de largo plazo” asegura el especialista financiero Fernando Boudourian. Ahora, hay una opción adaptada en la sostenibilidad.
A medida que los inversores buscan adaptar criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG), los bonos verdes son elegidos para contar con iniciativas sostenibles en sus empresas o carteras. La inversión va desde energías renovables hasta infraestructura resiliente al cambio climático.
En un contexto global donde los compromisos de descarbonización y las regulaciones ambientales van en camino de ser una necesidad en vez de una alternativa, el auge de los bonos verdes no solo responde a una mayor conciencia sobre el cambio climático, sino también a incentivos económicos y regulatorios que favorecen este tipo de financiamiento.
El mercado de bonos verdes, el boom de la época por el cambio climático
El mercado de bonos verdes creció de manera acelerada en la última década. Según datos de la Climate Bonds Initiative (CBI), la emisión de bonos verdes llegó a ser los 1.1 billones de dólares en 2023, y con esta cifra se especula que para el 2025 superará los 5 billones.
Este crecimiento está enmarcado con la preocupación y cambio de paradigma sobre el cuidado del medio ambiente debido al cambio climático impulsó a gobiernos y entidades a acceder a diversas herramientas para financiar la transición ecológica.
En cuanto a los bonos verdes, son clasificados de esta forma al cumplir con ciertos estándares internacionales que garanticen su impacto ambiental positivo.
La Asociación Internacional de Mercados de Capitales (ICMA) establece los Green Bond Principles (GBP), un marco que define criterios como uso de fondos para mitigación del cambio climático, adaptación al cambio climático, conservación de los recursos naturales, conservación de la biodiversidad y prevención y control de la contaminación
El atractivo de los bonos verdes como inversión incide en su capacidad para movilizar grandes volúmenes de capital hacia iniciativas que contribuyan a la mitigación y adaptación al cambio climático. Además, ofrecen beneficios financieros tanto para emisores como para inversores.
Para los emisores, los bonos verdes pueden reducir el costo de financiamiento al atraer a inversionistas institucionales con mandatos sostenibles, mejorando la reputación corporativa y diversificando fuentes de capital.
Para los inversores, estos instrumentos son una opción de oportunidades de alineación con estrategias ESG, gestión de riesgos climáticos y acceso a sectores con alto potencial de crecimiento en la transición energética.
Lo cierto es que a medida que los criterios de cuidado ambiental ganan terreno, las estrategias financieras globales aumentan y los bonos verdes se perfilan como una herramienta que seguirá cumpliendo un papel crucial.
Los bonos verdes se convirtieron en una pieza de suma relevancia para encausar inversiones hacia la sustentabilidad, objetivo que es parte clave para la transición hacia un modelo económico alineado con los cuidados ambientales ante el cambio climático.
