De acuerdo a los nuevos escenarios, el comercio global tiene nuevas formas de operar dejando a ciertos sectores en ventaja. 

Las reglas del comercio internacional atraviesan una transformación, alineada con la digitalización, las tensiones geopolíticas, disrupciones tecnológicas y desafíos medioambientales. Motivos que llevan a las empresas y gobiernos a una adaptación, para garantizar estabilidad y crecimiento. 

Desde el marco normativo a la irrupción de la tecnología, los cambios en el comercio 

El intercambio de bienes y servicios entre países es una de las actividades económicas que permite que aquellos que no generan productos o servicios puedan acceder a ellos. Como así también es uno de los negocios con el que se sostienen las economías. 

De acuerdo a su gran importancia y flujo económico, el comercio internacional está regularizado por entidades como  la Organización Mundial del Comercio (OMC), encargada de mantener la reglamentación de la actividad. Pero en los últimos años, con el auge del proteccionismo y la competencia entre las potencias, se generó cierta fragmentación del sistema. 

Los acuerdos bilaterales y regionales comenzaron a ganar espacio, generando nuevas estructuras comerciales ciertamente menos inclusivas, si no que impulsando mantener el flujo de bienes y servicios regionales. 

De allí el surgimiento del Acuerdo Integral y Progresista de Asociación Transpacífico y el Acuerdo Regional Integral de Economía, que reglamentan este intercambio. 

Tanto la pandemia del coronavirus como la guerra entre Ucrania y Rusia dejaron en evidencia un faltante en las cadenas de suministros globales, lo que generó una respuesta puntual como es la reubicación de producción en otros países con cercanía geográfica. 

Este nuevo movimiento comercial generó tensiones, debido a un aumento en los costos de producción y la desventaja económica en la que quedaron ciertos países, cuyas economías dependían de la manufactura como motor de crecimiento. 

Asimismo, la tecnología es otro de los factores que interviene en el comercio internacional debido a la gran irrupción de la digitalización, que generó nuevos modelos de negocios en el que las fronteras ya no son un obstáculo. 

El uso de blockchain para garantizar transparencia en las cadenas de suministro en las transacciones generó un gran boom en los negocios. No obstante, se generó una lucha por la supremacía tecnológica, con diversas restricciones en la exportación.

En paralelo, la sostenibilidad ambiental comenzó a ser otro factor que impulsó cambios en el comercio internacional. Se deben ejecutar prácticas más responsables, para la reducción de emisiones en el transporte marítimo, hasta la adaptación de estándares ambientales en la producción, entre otros. Ciertos territorios se encuentran aplicando esto, por ejemplo con el Pacto verde Europeo. 

Sin embargo, esto genera desigualdades entre los países debido a que algunos tienen grandes dificultades para cumplir con estos estándares sin comprometer su crecimiento económico. Por estas razones, se indica que hay ciertas presiones en el comercio, por lo que se estipula que las instituciones deben reformar sus mecanismos de resoluciones. 

Buscar la cooperación de los países es una necesidad para el futuro. No obstante, los consensos no están presentes y la competencia estratégica complica los esfuerzos por establecer nuevas reglas. Por lo que el encuentro de un equilibrio es un requisito. 

Las empresas y países que apliquen tecnologías emergentes, integren prácticas sostenibles y diversifiquen sus mercados estarán mejor posicionadas para prosperar en este nuevo entorno.