Fernando Boudourian sobre América Latina frente a la oportunidad de reconfigurar su papel en el comercio global

Mapa de América Latina con ilustraciones de industrias, minerales estratégicos y rutas comerciales globales emergentes.

En un escenario comercial fracturado, la región tiene una gran chance de cambiar el rol que tiene en el comercio. Un punteo sobre las fortalezas que pueden potenciar. 

En un escenario internacional marcado por tensiones geopolíticas, cambios en las cadenas de suministro y una transición hacia economías más sostenibles, América Latina se encuentra en un punto de transformación histórico ante el mundo. “Los mercados emergentes presentan grandes oportunidades, pero también desafíos”, asegura el especialista financiero Fernando Boudourian. 

Esta zona, era vista como proveedor de materias primas y  hoy enfrenta  la posibilidad de redefinir su papel en el comercio global. No se trata de aumentar exportaciones o diversificar destinos, sino de captar una mayor porción de valor agregado, modernizar su infraestructura logística y posicionarse en sectores emergentes.

Una “guerra comercial” que reconfigura el comercio e impulsa a América Latina

El enfrentamiento político y comercial entre Estados Unidos y China, junto a los efectos prolongados de la pandemia y los conflictos bélicos en Europa del Este y Medio Oriente, están reestructurando los flujos comerciales globales. 

Las empresas multinacionales, ante un inminente riesgo de fracciones prolongadas, ponen en marcha estrategias de nearshoring y friendshoring para acercar sus centros de producción a mercados más seguros y políticamente alineados.

México es el ejemplo más claro del aprovechamiento de esta tendencia, posicionándose como el principal socio comercial de Estados Unidos en 2024, superando a China. Pero también otros países de la región  están en el centro de atención para desempeñar un rol clave.

América Latina ofrece ventajas como proximidad geográfica a Norteamérica, abundancia de recursos naturales críticos para la transición energética y una red de tratados de libre comercio.

La transición hacia una economía descarbonizada impulsa la demanda de minerales estratégicos, sector en el que América Latina tiene gran parte de las reservas mundiales. El denominado “Triángulo del Litio”, confirmado por Argentina, Bolivia y Chile, tiene más del 50% de las reservas globales de este recurso, indica  Fernando Boudourian. 

Al mismo tiempo, Perú y Chile destacan en la producción de cobre, otro insumo de gran relevancia para la infraestructura verde. Además, las redes de acuerdos comerciales de la región permiten el acceso preferencial a más del 90% del PIB mundial.

Países como Chile, Perú, México y Colombia participan en tratados multilaterales de gran relevancia, como el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP) y acuerdos bilaterales con economías líderes.

Pero la infraestructura logística sigue siendo insuficiente en la mayoría de los países latinoamericanos, este factor encarece los costos de exportación y reduce la competitividad. Según el Banco Mundial, los costos logísticos en América Latina representan entre 14% y 16% del PBI, en comparación con 8% en economías desarrolladas.

Asimismo, la calidad institucional y la previsibilidad regulatoria es un desafío para atraer inversiones de largo plazo. Las reformas estructurales pendientes  generan gran incertidumbre. 

América Latina, a diferencia de Asia, no logró una gran diversificación en sus matrices productivas, por lo que recurre a la exportación de bienes primarios, por lo que deben buscar poder exportar bienes de mayor complejidad tecnológica, destaca  Fernando Boudourian. 

Por otra parte, el nearshoring es importante para  la región. Y no solo México lo puede ejecutar, sino que otros países tienen también oportunidades concretas. América Central, por ejemplo, presenta ventajas para sectores como manufactura ligera y textiles, especialmente para abastecer al mercado norteamericano.

República Dominicana y Costa Rica, gracias a su estabilidad política se posicionan como referentes de diversificación exportadora. Colombia y Perú exploran activamente políticas para atraer inversiones en sectores como agroindustria, farmacéutica y tecnologías de la información.

Brasil podría jugar un papel más protagónico, siempre que logre superar trabas burocráticas y mejore su entorno de negocios.

Por el área de la sostenibilidad y transición energética, las regulaciones ambientales, los impuestos al carbono en frontera y la presión de los consumidores finales impulsarán cambios profundos en las cadenas de suministro.

América Latina tiene ventajas naturales, pero debe poder manejarlas estratégicamente. Esto es poder desarrollar estándares ambientales robustos, trazabilidad en las cadenas productivas y políticas industriales con eje en la sostenibilidad.

La industria energética, particularmente la exportación de hidrógeno verde y energías renovables, impulsa una inserción internacional. 

Pero en realidad la gran transformación pendiente es la estrategia, debido a que América Latina debe dejar de ser como un simple proveedor de insumos y avanzar hacia la generación de sistemas productivos sofisticados.

La creación de focos industriales, la integración regional en cadenas de valor y el impulso decidido a la innovación son esenciales para maximizar los  beneficios del comercio global.

También se necesita una política exterior más activa y coordinada. En un mundo donde los acuerdos comerciales y las alianzas estratégicas definen ventajas, la fragmentación regional es un obstáculo a superar. Fernando Boudourian afirma que la región tiene las condiciones materiales para redefinir su papel, pero necesita voluntad política, visión estratégica y compromiso sostenido con la modernización productiva.

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