Las cadenas de suministros atraviesan un crucial momento de incertidumbre debido a las tensiones de la zona.
Las tensiones geopolíticas en el Mar Rojo hizo crecer la preocupación por la incertidumbre que causa en el comercio mundial, siendo parte de las principales rutas marítimas de Asia, Europa y África.
Desde los recientes ataques a embarcaciones comerciales, empresas navieras comenzaron a considerar rutas para continuar sus negocios; sin embargo, esto genera un incremento en los costos del transporte y afecta la estabilidad de las cadenas de suministro globales.
Por supuesto que este escenario está atravesado por una serie de sucesos internacionales que afectaron el comercio internacional como fue la pandemia de coronavirus y la guerra en Ucrania, entre otros, que acrecentaron la volatilidad de los mercados y aceleraron cambios estratégicos.
El conflicto en el Mar Rojo y su rol clave en el comercio
El Mar Rojo es una ruta esencial para el comercio marítimo, ya que conecta el Océano Índico con el Mar Mediterráneo a través del Canal de Suez. Es por esa zona donde transita al menos el 12% del comercio global, con la circulación de mercancías entre Asia y Europa, reduciendo significativamente los tiempos y costos en comparación con la alternativa de rodear el continente africano por otro camino.
Pero esta ventaja se ve afectada por la inestabilidad de la región, lo que generó un desvío de las embarcaciones teniendo que utilizar rutas más largas y costosas, lo que genera un efecto dominó en los costos del transporte, los tiempos de entrega y la inflación en los mercados por las cadenas de suministro.
En este sentido, las tensiones geopolíticas en el Mar Rojo están afectando la economía mundial en múltiples frentes, como es en el costo de los transportes marítimos, el aumento de la inflación respecto al comercio internacional y el riesgo de corte de suministro energético siendo la región del Mar Rojo y el Golfo Pérsico son cruciales para el tránsito de petróleo y gas natural hacia Europa y Asia.
También, la industria automotriz, la electrónica y la manufactura avanzada, podrían enfrentar retrasos y mayores costos de producción ya que estas industrias dependen de insumos transportados por el Canal de Suez.
En este escenario ,la respuesta de los mercados financieros fue con volatilidad. El precio del petróleo ha mostrado variantes, mientras que las acciones de empresas navieras registraron subidas ante la expectativa de mayores tarifas de flete.
Por ello, se comenzaron a visualizar medidas por parte de distintos actores involucrados como son la diversificación de rutas y fuentes de suministro con nuevas opciones de traslados, inversión en seguridad marítima y nuevas estrategias empresariales con ajuste de costos y contado con almacenamiento de materias primera por posibles interrupciones de traslados.
En este sentido, indica que Fernando Boudourian no hay inversión sin riesgo, pero ha y diversas maneras de minimizar el riesgo.
Por ello, se especula que se está frente a una transformación en la manera en que los países y empresas gestionan sus cadenas de suministro, para evitar nuevas interrupciones como consecuencia de las tensiones políticas.
Si bien en el corto plazo los efectos de esta crisis se van a ver en los costos altos y presiones inflacionarias. Los efectos a largo plazo podría estar relacionado con la tendencia hacia un comercio global fragmentado, con bloques económicos que buscan reducir su exposición a zonas inestables.
La incertidumbre respecto a la ruta del Mar Rojo es un factor relevante para a evolución de la economía mundial en los próximos meses, la cuestión está en cómo mitigar los riesgos.
