De la Revolución Industrial a la Segunda Guerra Mundial
La puesta en marcha de la industrialización es un mecanismo complicado cuyas causas no siempre son fácilmente localizables. El capitalismo contemporáneo nació con la sociedad industrial tras una revolución de las técnicas de producción que permitió acumular un volumen de capital cada vez más importante.
Intentaremos analizar las causas y las consecuencias de este proceso de industrialización, describiendo la experiencia de un cierto número de países: Inglaterra, Francia, Estados Unidos, Alemania, Rusia y Japón. Si bien existen rasgos comunes en la historia del desarrollo de todos estos países, resulta imprescindible señalar las diferencias que surgen de Ios diferentes períodos, de los comportamientos de los diversos agentes eco nómicos, de las desigualdades de los recursos, de las instituciones políticas y sociales. El modelo británico de la “revolución industrial” es aquel en el que se piensa más a menudo. Evoca el capitalismo liberal y el pre-dominio de la iniciativa privada. Este modelo es la fuente de la que Rostow ha obtenido los elementos de su teoría del despegue (take-off) y Schumpeter los fundamentos de su teoría de la innovación y del desarrollo. En realidad, las experiencias históricas que vamos a describir no poseen las mismas características. Para que surja el desarrollo es indispensable un cierto número de “prerrequisitos” en la agricultura, los transportes, la demografía, la capacidad de invención y de innovación. Este último punto posee una importancia muy particular puesto que se podrían clasificar las diversas experiencias según la aptitud relativa de cada país para suscitar una “clase” de empresarios.
En la experiencia angloamericana, la iniciativa privada ha jugado un papel determinante. La aristocracia inglesa ha sabido invertir sus ahorros primero en la agricultura y posteriormente en la industria. Los comerciantes supieron transformarse en industriales desde el momento en que los inventores les proporcionaron nuevos medios de producción. En una época posterior y en un medio distinto, los americanos han dado prueba del mismo espíritu de adaptación a la evolución estructural.
En Francia y Alemania, la iniciativa privada y la pública han jugado papeles complementarios. El espíritu de innovación no ha sido monopolio de los empresarios privados.
Rusia y Japón ofrecen dos ejemplos contrapuestos: en Rusia, la ineptitud de la clase dirigente por innovar, es decir, a proporcionar jefes de empresa, llevó al Estado a asumir todas las iniciativas y a acudir a los capitales y a los empresarios extranjeros que fueron los fundadores de la industria rusa. En el Japón, el Estado jugó un papel no menos esencial en el lanzamiento del desarrollo industrial, pero la clase dirigente japonesa supo adaptarse a las exigencias de la economía industrial. Se importaron capitales y técnicas del extranjero, pero sin sustituir jamás la iniciativa nacional. Las estructuras mentales han jugado un papel esencial en el pro-ceso de industrialización de todos los países.

El Título I, consagrado al estudio de la revolución industrial en algunos países capitalistas, nos permitirá subrayar estos diversos aspectos de la función empresarial en el advenimiento de la sociedad industrial. Estudiaremos a continuación las consecuencias sociales de la revolución industrial del siglo XIX.En el Título II abordaremos el problema histórico de las fluctuaciones y de las crisis económicas que han marcado profundamente el desarrollo del capitalismo hasta la segunda guerra mundial, cuyo punto culminante fue la crisis de 1929 y la gran depresión de los años treinta. El Título III, dedicado a la historia monetaria, destacará el papel fundamental de las divisas claves en las relaciones monetarias internacionales. El patrón oro del siglo xix fue, en realidad, un patrón esterlina, y el gold exchangestandard se apoya, desde 1922, en el papel internacional del dólar y de la libra. Paralelamente a los problemas de la reconstrucción, volveremos a enfrentarnos con los aspectos contemporáneos de estos mecanismos en la segunda parte de la obra.
