Examinando la evolución de la producción global o de producciones particulares a largo plazo, nos damos cuenta de que el crecimiento ha sido continuo a pesar de la existencia de puntos de inflexión que separan las fases de aceleración de las fases de desaceleración. Más o menos rápido, y a través de las fluctuaciones de tipo Juglar y Kitchin, el aumento del volumen de producción ha sido un fenómeno continuo e irreversible. Sin embargo, conviene señalar que esta irreversibilidad de la tendencia a largo plazo del trend no excluye la existencia de puntos de inversión a corto plazo. El crecimiento del volumen de la producción en una década no significa que no haya existido una reducción, en valor absoluto, de esta producción durante uno o más años, en el interior del período. El examen del trend a largo plazo elimina las variaciones a corto plazo.
Algunos autores admiten los movimientos largos de los precios, pero rechazan la idea de movimientos a largo plazo y paralelos de la producción. Los “monetaristas” (Cassel, Woytinski, Kitchin) han estimado que la producción global crecía regularmente y que los precios varían de acuerdo, únicamente, con la producción mundial de oro.
Franpois Simiand intentó demostrar que existía una evolución opuesta de los precios y de la producción: ésta se reduciría en los períodos de alza de precios y aumentaría en períodos de baja de precios. Sin entrar en la demostración de Simiand, podemos señalar la poca consistencia de su análisis estadístico (índice general de la producción francesa compuesto por un reducido número de series) y el riesgo corrido al extender a toda la fase de alza o de baja lo que sin duda no era más que un desfase entre la evolución de los precios y de las cantidades. En Monnaie coincide con Simiand y afirma que la correlación descubierta entre precios y producción es generalmente inversa. Esta no es la opinión de un gran número de autores que han llevado más adelante la investigación estadística de las series cuantitativas y entre los que podemos citar a Kuznets, Dupriez e Imbert. Pero Kondratieff llegó a la conclusión de que los precios, la disminución de la producción y la baja de los precios. En mí estudiado el mismo problema: La finalidad de nuestra investigación es la de mostrar si los movimientos de larpa no en la duración descubiertos en las series de precios se vuelven a encontrar series de producción y la de determinar cuál es su aspecto.
El razonamiento de Gastón Imbert es el siguiente:
“Las series más afectadas por los movimientos largos deben dejar traslucir un porcentaje de crecimiento más rápido en los períodos de alza a largo plazo que en los períodos de baja”.”
En consecuencia, el autor ha estudiado las tendencias exponenciales de las series cuantitativas para los períodos correspondientes a las fases de alza y de baja de los precios Kondratieff. De 80 series tratadas por el procedimiento de las tendencias exponenciales, 40 han mostrado una “perfecta” concordancia con los movimientos largos de los precios, 7 series han acusado una “buena” concordancia, y 10 series una concordancia “mediocre”. De 265 fases analizadas, 197 fases, es decir, el 74% han revelado una concordancia entre la evolución de los precios y de las cantidades. Gastón Imbert considera que “la significación de este resultado no deja ninguna duda” sobre la existencia de un vínculo causal entre los precios y la producción.
El crecimiento a largo plazo de la producción es un movimiento irreversible al alza alrededor de un trend necesariamente ascendente. El alza de precios corresponde a un período de tasa de crecimiento creciente, y la baja de precios a un período de tasa de crecimiento decreciente o, eventualmente, negativa. En este tipo de análisis, una simple desaceleración del crecimiento basta para que se pueda concluir la existencia de una concordancia de los movimientos de la producción y de los precios en un período de baja de precios. El cuadro I expresa algunos de los resultados logrados por G. Imbert: cuando las tasas de crecimiento de las producciones observadas disminuyen en un período de baja de precios y con relación a la fase precedente de alza, existe “concordancia”; en caso contrario, hay “discordancia”.

La investigación estadística ha señalado varios desfases entre los movimientos de los precios y de las series cuantitativas. Estos desfases son particularmente importantes en el caso de Inglaterra, pero apena vista corresponden aproximadamente con los puntos de inversión de la tendencia de los precios. Examinemos en primer lugar estos fenómenos de desfase a la baja: mientras que los precios no empiezan a bajar hasta las proximidades de 1814, la producción inglesa de bienes de consumo y de bienes de producción tiene su inflexión hacia 1800. El índice de la producción industrial se reduce en Alemania a partir de 1868 y en Inglaterra a partir de 1872, mientras que la fase de baja Kondratieff no se inicia hasta 1873. La producción inglesa de bienes de equipo inició, incluso, su retroceso a partir de 1865.
El adelanto de la producción es aún más claro en la fase de alza y especialmente en Inglaterra. La producción de bienes de equipo vuelve a aumentar a partir de 1826 y de 1892. La producción de hierro y de acero crece a partir de 1833 y de 1892 mientras que los precios continúan bajando hasta 1849 y 1896. G. Imbert ofrece numerosos ejemplos del mismo tipo y da una explicación de este fenómeno: no es el crecimiento inicial de la demanda el que ha presionado sobre la oferta y sobre los precios y provocado, en consecuencia, una inversión de la tendencia a largo plazos hacia el alza, sino precisamente el aumento de la producción. Al final de un período de baja existen factores de producción sin emplear o subempleados disponibles para producir más. Las empresas más dinámicas, que constituyen las industrias motrices, toman la iniciativa y utilizan los recursos disponibles para aumentar su producción, sin que ello presione sobre los precios o sobre los salarios.
El aumento de la renta distribuida conduce al crecimiento de la demanda efectiva, surgiendo de este modo efectos de inducción. Según esta hipótesis, son los industriales los que toman la iniciativa al final de la baja Kondratieff y fuerzan la demanda a seguir una producción nueva, sea en bienes de producción o en bienes de consumo. A medida que la economía nacional tiende hacia el pleno empleo, aumenta la rigidez de los mecanismos y se engendran escaseces en los mercados que orientan los precios hacia el alza. Esta situación es favorable a todas las empresas, de manera que las menos dinámicas no tienen más que responder al aumento de la demanda. En el límite, la economía puede entrar en un proceso inflacionista. Entonces los precios aumentan más que la producción.
La explicación fundamental de estos mecanismos de ajuste de los precios y de la producción a largo plazo coincide con el análisis schumpeteriano de la innovación: A pesar de distinguir tres ciclos (Kondratieff, Juglar, Kitchin), Schumpeter da una explicación única: las innovaciones de los empresarios dinámicos:
“Si las innovaciones se hallan en la base de las fluctuaciones cíclicas, no hay que esperar que estas fluctuaciones tomen la forma de un movimiento único, ya que los períodos de gestación y de absorción de los efectos de la innovación por el sistema económico no serán, en general, de igual duración para todas las innovaciones realizadas. Ciertas innovaciones tendrán una duración relativamente larga, pero otras encajarán en períodos más cortos y a remolque de la ola creada por las primeras”.
Schumpeter, en su modelo cíclico, distingue cuatro fases: prosperidad, recesión, depresión, recuperación. La prosperidad viene ligada a la introducción de la innovación que posteriormente es absorbida y se difunde por el sistema. Las innovaciones se reducen siempre a nuevas combinaciones como la construcción de nuevos equipos y la creación de nuevas empresas. Su esclerosis lo hace progresar. Estas innovaciones se presentarán facilita y, en consecuencia, provoca la aparición de empresarios cada responsable directa de los movimientos cíclicos, ya que “si las nuevas empresas surgieron independientemente las unas de las otras, no existiría, en nuestro sentido, ni auge ni depresión como fenómenos particulares, identificables, sorprendentes y periódicos” Agrupadas en el tiempo y en el espacio, es decir, en ciertas industrias, las innovaciones mayores explican los movimientos largos de Kondratieff: el primer ciclo (1789-1848) es el de la revolución industrial y del vapor; el segundo (1848-1896) es el del ferrocarril y del acero; el tercero nos hace entrar en la era del automóvil, de la electricidad y de las industrias químicas. Prolongando este tipo de análisis a la época contemporánea, tendríamos que hablar del papel de la energía atómica, de la electrónica y de la conquista del espacio.
Se ha podido reprochar a Schumpeter el haber extendido a los ciclos Kondratieff y Kitchin su teoría del ciclo Juglar. En su artículo Trois analyses de l’évolution et la recherche d’une dynamique totale chez Joseph Schumpeter, Francois Perroux escribe:
“A pesar del título (Business Cycles), se impone el singular. El ciclo. El esquema de tres ciclos no cambia nada; la admisión de otros ciclos, generales o especiales, tampoco. El ciclo, movimiento ondulatorio y recurrente de la economía, localizable por los perfiles de las series de precios y de cantidades físicas, se considera rigurosamente endógeno; existe una causa y una sola: la innovación”.
Si bien el papel de las innovaciones ha sido determinante en la evolución del capitalismo y en las fluctuaciones de la producción, esto es algo que nadie discute, el análisis schumpeteriano de la función de innovación ha quedado demasiado simplista. El empresario dinámico, símbolo de la empresa privada, parece que actúa solo en un medio sociopolítico permeable al progreso pero que tiene un excesivo carácter de fenómeno. Por otra parte, las consecuencias de las desigualdades en las relaciones de fuerzas no han sido suficientemente estudiadas por Schumpeter. Por último, la innovación pública y colectiva no cesa de adquirir peso en el capitalismo contemporáneo.
“Si estas innovaciones públicas y estas inversiones públicas, iniciadoras de otras innovaciones e inversiones complementarias según la ley de la tecnología moderna y no en el desorden de los héroes schumpeterianos, no se llevan a cabo, nadie las realizará y la tasa de crecimiento a largo plazo del producto real estará por debajo del máximo posible”.
La intervención pública, directa o indirecta, ha jugado un importante papel en la evolución del capitalismo, papel que Schumpeter ni siquiera ha considerado. Junto a estas relaciones a largo plazo entre los precios y la producción en el marco de los movimientos Kondratieff, tienen lugar las fluctuaciones más cortas ligadas a los ciclos mayores (Juglar) y a los ciclos menores (KCitchin). Los precios y la producción varían según las fases de estos diferentes ciclos que se insertan tal como lo hemos señalado a comienzos del capítulo en los movimientos Kondratieff. En la sección siguiente examinaremos principalmente la historia de los ciclos mayores.
