El papel del Estado 

El factor principal de la aceleración del desarrollo industrial en Rusia fue, sin exagerar demasiado, el papel del gobierno en impulsar la revolución industrial. En parte, también influyó la demanda de productos manufacturados por parte de los campesinos, aunque la demanda interna seguía siendo débil. El análisis va más lejos al destacar la importancia de las “redes de inversión”. Incluso va más lejos cuando afirma: “Redes para la inversión. Esta reducción permitía aumentar las exportaciones, estabilizar la previsión de divisas extranjeras para el servicio de la deuda exterior”, Parece, pues una época en que el gobierno financiaba la construcción de las carreteras, de lo en los países capitalistas occidentales. Para invertir, el Estado recurre al ahorro forzoso de la población agrícola, que representaba la inmensa mayoría del país. Pero el Estado fue mucho más lejos en este esfuerzo por sustituir unos factores de producción inexistentes o ineficaces. La mano de obra rusa era indisciplinada y su rendimiento escaso; la clase poseedora se mostraba incapaz para las funciones empresariales; había pues que buscar la colaboración de empresarios extranjeros capaces de importar las técnicas de producción más modernas. Orientando las inversiones hacia la siderurgia y la fabricación de máquinas, el gobierno ruso sustituye el factor trabajo deficiente por el factor capital. Dicho de otro modo, las inversiones llevaban a una economía de mano de obra (eran labour-saving). Preocupada por beneficiarse de las técnicas más modernas, Rusia buscó más colaboración, a finales de siglo, en Alemania y en Estados Unidos que en Inglaterra.

Gerschenkron va aún más lejos en este interesante análisis de la sustitución de factores y de la asignación de los recursos bajo el impulso del Estado: estima que la fuerte concentración de las grandes empresas y la formación de los cárteles gigantes respondía a la penuria de empresarios. De esto modo un número más pequeño de innovadores, extranjeros y nacionales, dirigían y controlaban una mayor cantidad de recursos. Fue así como en 1902 se fundó un cártel de las industrias mecánicas al que se dio el nombre de Prodameta. Agrupaba unas treinta empresas metalúrgicas de las que un gran número había recibido importantes capitales franceses. En 1910, un representante del Banque de la Unión de París fue elegido presidente del cártel.

Las etapas del crecimiento

En todos los campos, la influencia de los empresarios y de los capitales extranjeros fue determinante.

Aunque la aceleración del crecimiento no se manifestó antes de 1850.1890. las primeras tentativas de creación de industrias por parte de extranjeros datan de mediados del siglo xix. La industria rusa más antigua era la del algodón, situada en Moscú y en Ivanovo pero el primer telar mecánico no se empleó hasta 1846. En 1863 no había más que tres. Fue un inglés nacido en Alemania en 1821, Lupwic Kvoop, el iniciador de la mecanización de la industria del algodón. Tuvo la ocasión de visitar Rusia en representación de la firma de Manchester en la que trabajaba y que exporta hilados de algodón a Rusia. Unos fabricantes rusos le pidieron que construyera una fábrica con máquinas inglesas. Hasta 1843 el gobierno inglés había prohibido la exportación de máquinas salvo en el caso de obtener una licencia. Después de 1843 desaparecieron las dificultades, y desde esta fecha hasta su muerte en 1894, Knoop construyó 122 fábricas de hilados de algodón. Había obtenido un verdadero monopolio de importación de las máquinas inglesas en todos los campos. En 1860, fundó una fábrica de hilados de algodón que empleaba energía hidráulica en Kränholm. En 1890 había instalado 2.000 telares. Los rusos desarrollaron el cultivo del algodón en el Turquestán y el Cáucaso, y la construcción de ferrocarriles permitió el transporte rápido de esta materia prima hacia las fábricas transformadoras.

El mismo proceso se produjo en la industria siderúrgica. Fue a raíz de un acuerdo con el gobierno ruso cuando John Hughes, un inglés inventor de una plancha de blindaje, fundó en 1869 la Nueva Sociedad Rusa con el fin de construir unos altos hornos en Donetsk. El gobierno le cedió terrenos, le concedió un préstamo, le garantizó el suministro de railes y le concedió la construcción de una línea de ferrocarril entre sus fábricas y Mariupol, en el mar de Azov. El primer horno entró en servicio en 1872 y, a la muerte de Hughes en 1899, sus empresas empleaban a 8.000 obreros. A principios del siglo xix Rusia producía anualmente 130.000 t de fundición; en 1870 producía 350.000 t, mientras que la producción inglesa alcanzaba 6.500.000 toneladas y la producción francesa 1.400.000 t. Pero en 1910 la producción se elevaba a las 2.900.000 toneladas colocando a Rusia en 4° puesto de los grandes países productores, delante de Francia. Parece que el desarrollo de la siderurgia entre 1890-1900 permitió que se doblará la producción total rusa. El gobierno ruso aumentó los derechos aduaneros sobre los productos siderúrgicos y especialmente sobre los raíces en 1884 y 1887. Con el objetivo de consolidar esta protección y de atraer los capitales extranjeros hacia este sector, el gobierno se comprometió, en 1886, a no conceder ninguna reducción del arancel aduanero sobre los productos siderúrgicos durante doce años.

La primera línea de ferrocarril fue construida en 1836, enlazando San Petra continuación la construcción de una línea que unía Varsovia y Cracovia y o escasez de líneas de ferrocarriles y, a poco de perder la guerra, el gobierno emprendió como en el Oeste. En 1870, el gobierno poseía 1.200 km de vías férreas y controlaba la mayoría de las compañías privadas, como accionista o concediendo subvenciones. 

De 1870 a 1887, la longitud total de la red ferroviaria pasó de 11.500 km a 30.000 km, de los cuales, 3.300 km estaban nacionalizados. Pero el verdadero boom de los ferrocarriles tuvo lugar entre 1887 y 1900 arrastrando en pos de sí toda la industria siderúrgica y mecánica. El transiberiano y el transcaspiano fueron construidos entre 1893 y 1900 y permitieron el transporte más rápido hacia la Rusia europea del algodón, de la lana y de la seda del Turquestán. De 1890 a 1913, fueron construidos 30.000 km de vía férrea, pero la densidad distaba todavía mucho de la de los países occidentales.

De 1890 a 1900 la tasa de crecimiento de la producción industrial fue del 8% anual cifra nunca alcanzada hasta entonces por los países occidentales. Pero el retraso de la economía rusa era una de las causas de este rápido crecimiento. La confluencia de los esfuerzos del Estado y de la llegada de los técnicos y capitales extranjeros permitió este “despegue” de un país relativamente subdesarrollado.

Hacia 1913, la mitad del capital de las sociedades era extranjero y se elevaba a 2.200 millones de rublos. La participación relativa del capital extranjero en las distintas industrias variaba mucho: alcanzaba el 91% en las industrias mineras; el 50% en la industria química: el 42% en la industria metalúrgica; el 37 % en la industria de la madera; el 28% en la textil. Francia se hallaba a la cabeza de los países inversores, con una cartera que representaba, hacia 1900, el 32,6% de los capitales extranjeros invertidos en Rusia. 

La parte del Reino Unido era del 22,6%; la de Alemania del 19,7%; la de Bélgica del 14,3% y la de los Estados Unidos del 5,2%. Pero los avances efectuados no se difundieron en el conjunto de la economía y cada vez eran más patentes las distorsiones entre las industrias modernas y los sectores arcaicos, como el agrícola. Además, el pueblo no se beneficiaba demasiado de los progresos realizados y la agitación social y revolucionaria continuaba.

Desde 1900 a 1905 la expansión industrial se estancó, pero continuó tras la guerra la movilidad de la mano de obra agrícola hacia la industria, a partir de 1906. Pero que encontrarán un campo abonado a raíz de la primera guerra mundial.

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