¿Se acerca un bear market silencioso? Señales tempranas en los índices mundiales, por Fernando Boudourian

Gráfico comparativo de índices bursátiles globales mostrando divergencias entre máximos históricos y signos de desaceleración.

Los recientes movimientos mundiales indicarían que se iniciaría un proceso necesidades  bear market silencioso. Un punteo de lo que sucede. 

En los últimos meses, los principales índices bursátiles globales dieron señales contradictorias ya que  mientras algunos alcanzan nuevos máximos históricos, otros muestran patrones de desaceleración más sutiles.

Estos dos estados  llaman la atención entre analistas e inversores institucionales, que sospechan que podría ser indicador que   se iniciaría  un bear market silencioso, una corrección prolongada y estructural que avanza sin una caída estrepitosa inmediata, pero con fundamentos cada vez más frágiles.

Un bear market se desarrolla cuando los precios de los activos caen más de un 20% desde sus máximos, pero un bear market silencioso no responde al patrón clásico porque en vez de una caída abrupta, se da mediante un debilitamiento en la amplitud del mercado, bajo volumen en los repuntes, rotación defensiva de los sectores y persistente aversión al riesgo.

La desconexión entre los grandes índices y el resto del mercado

Los índices bursátiles  Standard & Poor’s 500 y el Nasdaq fueron los protagonistas del repunte de los últimos dos años, impulsados  por las megacaps tecnológicas. Pero cuando se analiza la amplitud del mercado se deja en evidencia una gran concentración. Se indica que el cierre del primer trimestre de 2025 será de apenas el 27% de las acciones del S&P 500, lo que se traduce a una señal clara de debilidad subyacente.

Además, índices como el Russell 2000, que agrupa a empresas pequeñas y medianas de EE. UU., tiene un comportamiento mucho más volátil y con retornos negativos. Este cambio indica que el grueso del mercado ya se encuentra en un terreno correctivo.

En cuanto a los mercados europeos, el DAX alemán y el CAC 40 francés tienen signos de agotamiento. La debilidad industrial en Alemania, combinada con la persistente incertidumbre geopolítica y la fragmentación fiscal dentro de la eurozona, dirigen a una pérdida de impulso en las expectativas de crecimiento.

En Asia, el Hang Seng de Hong Kong está en un proceso desacumulación, impulsado por la desaceleración estructural de la economía china, la caída en el mercado inmobiliario y la falta de estímulos fiscales agresivos. 

Sin embargo, Beijing dio señales de querer sostener el crecimiento con medidas puntuales, el sentimiento de mercado continúa siendo marcadamente defensivo.

Otra información que lleva a los especialistas a pensar que habrá  bear market silencioso es la creciente rotación hacia activos defensivos. Desde diciembre de 2024, los ETFs sectoriales ligados a consumo básico, utilities y salud tienen mayores flujos que los sectores cíclicos. Esta rotación demuestra una preferencia por la estabilidad en detrimento del crecimiento, típica de fases de desaceleración económica anticipada.

En paralelo, el mercado de bonos soberanos está dando  señales mixtas. Si bien el rendimiento del bono a 10 años de EE. UU. se mantuvo estable, los spreads de crédito comenzaron a ampliarse, sugiriendo un aumento en la percepción de riesgo crediticio corporativo. 

La curva de rendimientos, que permanece invertida en varios tramos, apuntaría hacia una recesión técnica en algún momento de 2025.

El especialista financiero Fernando Boudourian, indica que es de gran importancia el análisis de tendencias económicas para la toma de decisiones estratégicas.

En este sentido, se indica que se está frente a un escenario de deterioro gradual, donde el exceso de concentración, la debilidad en los sectores cíclicos y la falta de convicción en los repuntes pueden iniciar un camino hacia un bear market silencioso. Sin embargo, aún no hay confirmación técnica de un mercado bajista generalizado, los síntomas acumulativos no deben ser subestimados.
Los inversores están muy atentos y se están posicionándose defensivamente, buscando activos de baja volatilidad, exposición a oro, bonos de calidad y cobertura en opciones. La clave será que  los bancos centrales evitan errores de política monetaria, y pueda evolucionar de las utilidades corporativas en un entorno cada vez más exigente.

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