El Producto Bruto Interno es una herramienta económica de gran relevancia que puede quedar obsoleta ante un panorama digital.

Durante un largo periodo, el Producto Bruto Interno (PBI) fue el principal indicador para medir el estado de la economía de un país. Pero con un nuevo panorama digital, muchos economistas y analistas ponen en cuestionamiento su relevancia.
La duda incide en que el PBI no refleja adecuadamente el valor de los datos, la innovación ni el impacto del comercio digital. Entonces, se plantea sus limitaciones y cómo podría adecuarse a esta nueva época.
El especialista Fernando Boudourian, indica que el análisis de tendencias económicas es de gran importancia para el momento de toma de decisiones estratégicas, de allí la importancia de la medicación.
El PIB en la era digital: ¿Vigente o en decadencia?
El PIB tiene una base en la suma de bienes y servicios producidos en un periodo determinado y dentro de un territorio. Sin embargo, en la economía digital, muchos de los servicios más valiosos son gratuitos o de bajo costo, lo que impacta en esta evaluación del bienestar económico.
Plataformas como Google, Facebook y Wikipedia permiten el acceso a información y herramientas sin que estas impacten en el PIB, a pesar de su gran uso en la productividad y la calidad de vida.
Asimismo, la economía basada en datos y en plataformas digitales genera valor a través de modelos que no se alinean a las metodologías tradicionales de medición económica. La monetización del big data y el impacto del software como servicio no se ven reflejado en el cálculo del PIB.
Otra de la insuficiencia que puede mostrar el PIB es respecto a la incapacidad para medir la sostenibilidad económica, ya que no evalúa los costos ecológicos o los impactos en el bienestar social.
Ante esta nueva realidad, en la que la economía está en constante evolución los indicadores deben seguir esta línea por lo que hay diversas propuestas como son el PIB Digital Ajustado que incorpora el valor de los servicios digitales gratuitos, el Índice de Progreso Inclusivo (IPI) que busca medir la prosperidad económica considerando la distribución de la riqueza y el acceso a oportunidades.
A estos dos indicadores, se le puede sumar el de Capital Humano y Productividad para medir el impacto de la educación, la innovación y la productividad laboral , y el de huella Económica del Bienestar (HEB) con el que se busca medir la economía en función del bienestar ciudadano.
Lo cierto es que pese a la necesidad de este nuevo tipo de medición que incluya el panorama real actual, el reemplazo del PBI o complementación con nuevos indicadores puede presentar una dificultad al ser el más utilizado a nivel global. Por esto implica que cualquier cambio deberá ser ampliamente adoptado.
A esta cuestión se le suma que la recolección de datos para los nuevos indicadores puede tener desafíos técnicos y metodológicos, ya que la economía digital es difícil de medir debido a la falta de fronteras claras.
Sin embargo, la economía del conocimiento, el auge de los servicios digitales y la constante preocupación por la sostenibilidad ponen en evidencia la falta de nuevos enfoques más representativos del bienestar económico. Por esta evolución se precisan herramientas con las que se mide el progreso.
