La depresión de los años treinta se da por el peso de la economía americana en el mundo. La producción industrial mundial disminuye en un 37%, sólo en un 25% durante el mismo periodo. Por el contrario, estos mismos intercambios acusan una disminución del 60% en valor debido al hundimiento de los precios. La repatriación masiva de los capitales americanos invertidos en el extranjero es una causa suplementaria del repliegue de los intercambios internacionales. En 1929, los Estados Unidos proporcionan al resto del mundo 7.400 millones de dólares como contrapartida de las importaciones y como inversiones en el extranjero. El volumen total de las importaciones mundiales, este mismo año, se eleva a 35.601 millones de dólares.
En 1932, los Estados Unidos ofrecen al resto del mundo solamente 5.000 millones, lo que representa una disminución del 32% con relación a 1929. La disminución de la demanda global americana bastaba para iniciar un proceso multiplicador negativo en la economía mundial. El vuelco de la producción industrial ocurrió en Alemania a partir de 1928. La causa principal fue la salida de los capitales americanos. El excedente de la balanza comercial americana bajó de 1.440 millones de dólares en 1928 a 357 millones de dólares en 1933. A partir de 1934 las importaciones resultan mayores que las exportaciones y crean un déficit de 740 millones de dólares. Este déficit supera los 1.000 millones de dólares en 1935, 1936, 1937 y 1938.
Todos los países no son alcanzados en el mismo grado; los Estados Unidos y Alemania vienen a la cabeza, como lo indican las cifras del cuadro XIV. La política alemana de deflación sistemática, por miedo a volver a una inflación galopante como la de 1923, no hizo sino acentuarla tendencia a la depresión. En julio de 1931, se instituyó el control de los cambios. Esta medida proteccionista tendía a frenar las huidas de capital y no era más que uno de los numerosos medios puestos en funcionamiento a partir de la crisis mundial para intentar vencer la depresión. Cada país intentó “exportar su paro “fomentando sus exportaciones y frenando las importaciones.
El abandono del patrón oro por Gran Bretaña en 1931 y el hundimiento del sistema monetario internacional no hicieron sino aumentar las dificultades. Se trata del vuelco completo de las perspectivas y de los objetivos habituales, en lo que se refiere a los intercambios internacionales en el marco de un sistema multilateral, desde finales del siglo xix.