La era post tasa cero y el futuro de los mercados

Las medidas sobre las tasas de interés generó un gran cambio en la economía mundial tras la crisis del 2008.

La economía mundial vive un momento de transformación con el fin de las tasas de interés, cercanas a cero, que definieron la década posterior a la crisis financiera atravesada en  2008 y que generó un gran cambio en las estrategias financieras. 

Los bancos centrales adoptaron una postura restrictiva como una respuesta ante a una inflación constante, que obligó a todos los sectores a reconfigurar sus estrategias de mercado. Este escenario es propicio para preguntar cómo sigue la economía y cuál será la respuesta de los mercados. 

La reacción del mercado ante las medidas restrictivas

Por más de una década, se vivió una realidad económica distinta tras la decisión de llevar las tasas de interés cercanas a cero. Esto facilitó un acceso barato al crédito, promoviendo el crecimiento económico y la expansión de los mercados bursátiles.

Los beneficios de esta medida permitió a empresas y gobiernos tener diversos beneficios  donde refinanciar deuda era barato, mientras que los inversores buscaron retornos en activos de mayor riesgo, como acciones tecnológicas y bonos corporativos de alto rendimiento.

No obstante, estos niveles de deuda corporativa alcanzaron máximos históricos, y sectores especulativos, como el capital de riesgo y las criptomonedas, que crecieron en un contexto de financiamiento casi gratuito, sumando al panorama una inflación descontrolada, que cambió el panorama.

En este escenario, desde el 2022 los bancos centrales respondieron con una elevación de las tasas de interés, alcanzando niveles históricos, que van de 5,25%-5,50%. De esta forma, se busca controlar la inflación y la transición ante las medidas reflejaron cierta resistencia, afectando sectores sensibles como el inmobiliario y la automotriz, donde los compradores dependen en gran medida de la financiación.

Este cambio de paradigma, también es un desafío para los bancos centrales, cuyo objetivo principal es bajar la inflación y equilibrar los riesgos que puede producir una recesión prolongada. La política monetaria restrictiva prolongada toma relevancia ya que propone mantener las tasas altas durante un largo periodo,  para evitar una nueva escalada inflacionaria.

Pese a la promesa de una mejora económica, puede causar consecuencias como una desaceleración económica profunda, afectando la confianza de los consumidores e inversores, ampliando las brechas en la recuperación global.

El futuro de los mercados depende directamente del avance de las medidas inflacionarias, en relación con el crecimiento económico, por lo tanto, deberán estar actualizados tanto a las decisiones de los bancos centrales como a los datos económicos clave, como el empleo y el consumo. Estas medidas, además, podrían causar una consolidación en ciertos sectores del mercado, fortaleciendo a ciertas empresas, y debilitando a otras. Se espera que las inversiones en tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial y las energías renovables, continúen atrayendo capital, aunque con mayor selectividad.

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