¿La energía nuclear en auge o declive ante las industrias verdes?

Con el impulso de las “energías verdes”, esta industria vuelve a ser cuestionada en todo el mundo. Un punteo de sus pros y contras. 

A nivel global, uno de los temas que genera preocupación y disputas políticas es el impacto ambiental que se produce con la puesta en marcha de diversas industrias. De un lado se encuentra la sostenibilidad, y de otro, la explotación de los recursos, los ejes de discusión. 

En esta escena mundial, muchas de las actividades que se realizan ingresan al cuestionamiento sobre si se deben dejar de hacer  o si deben adaptarse para minimizar el impacto.  Este debate genera opiniones opuestas, que influye en los mercados financieros. La energía nuclear no queda exenta, ya que se encuentra en un momento crucial al respecto

El escenario energético en pleno cambio 

La industria nuclear tuvo un evidente cambio respecto a cómo era vista  ante el mundo. En el siglo XX era considerada como energía limpia e ilimitada, pero los sucesos como Chernóbil  y Fukushima apuntaron directamente en su reputación debido a los efectos sociales y ambientales que causaron.

En este sentido, los países decidieron frenar sus industrias nucleares, ponderando fuentes renovables como la eólica y la solar, con menores riesgos tanto para la población como para el medio ambiente. 

La preocupación por las emisiones de gases de efecto invernadero reavivaron el interés en la energía nuclear, debido  a que las estadísticas lo avalan. Según la Agencia Internacional de Energía, la industria nuclear representa actualmente alrededor del 10% de la generación mundial de electricidad y casi el 25% de la energía libre de carbono. 

Este aspecto combinado a los avances tecnológicos, están redefiniendo cómo se trabaja en el sector, con la promesa de hacer la energía nuclear más accesible y flexible. No obstante, el crecimiento futuro de esta energía depende en gran parte de las decisiones políticas y económicas de las principales economías.

En Estados Unidos y China, la energía nuclear continúa siendo una parte crucial en sus políticas climáticas. China, en particular, lidera el mundo en construcción de nuevas plantas nucleares, con 21 en desarrollo. En cambio, en países con economías en desarrollo, como África y Asia, la energía nuclear responde a la demanda energética y la reducción de las emisiones de carbono. 

No obstante, con los antecedentes de la industria, esta parte positiva  se enfrenta  con desafíos como es el alto costo inicial de construcción de las plantas nucleares, que puede ser de decenas de miles de millones de dólares. También, la  gestión de residuos radiactivos es una cuestión sin resolver en muchos países.

Como así también, el  boom y adaptación de las energías renovables, como la solar y la eólica, ganaron un importante lugar debido a la caída de costos, las políticas de subsidios, flexibilidad y almacenamiento las convirtió en las más competitivas frente a la energía nuclear.

Es por ello que el futuro de esta energía está puesto en duda, ya que, por un lado, su capacidad de generar electricidad sin emisiones de carbono la convierte en una herramienta crucial para combatir el cambio climático, pero por otro, los desafíos financieros, sociales y tecnológicos dificultan su adopción masiva frente al auge de las renovables.

Por estas cuestiones, se puede afirmar que no desaparecerá del todo, pero serán convertidas en una industria de apoyo, en regiones puntuales, siendo que comenzaron a ser reemplazadas por las “energías verdes”. 

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