Las crisis y los ciclos económicos en el siglo XIX

La revolución industrial permitió el crecimiento y desarrollo del sistema capitalista en los países occidentales. La acumulación del capital transformó las sociedades a costa de mutaciones económicas y sociales. Desde el nacimiento y el desarrollo del maquinismo, la producción total de los países industrializados no ha dejado de crecer a la vez que, de período en período, se modificaban las estructuras. La población activa del sector primario se ha reducido progresivamente en beneficio, primeramente, del sector secundario, y, luego, del terciario, según el esquema analítico de Colin Clark. Los fenómenos de crecimiento que nos obliguen a describir y a explicar las fluctuaciones, constituyen uno de los aspectos característicos de la historia del capitalismo. Los movimientos “cíclicos” y las “crisis” ocupan un espacio importante en la teoría económica y las controversias surgidas alrededor de estos temas no están completamente acalladas. Si se estudia el crecimiento global, de período en período, se pueden descubrir ciertas variaciones en el ritmo de crecimiento, pero la tendencia general (el trend) se mantiene en alza desde los inicios del capitalismo. Un análisis más profundo permite observar unas fluctuaciones cíclicas cuya periodicidad no es rigurosamente idéntica pero cuyo carácter cíclico no deja lugar a dudas.

En un estudio histórico de estas fluctuaciones, las dificultades surgen tanto por la multiplicidad de las variables observables como por la multiplicidad de los “ciclos” registrados por los diferentes autores. Se puede estudiar la evolución de los precios (precios al por mayor, al por menor, tipos de interés, o la evolución de las cantidades producidas. Por lo tanto, la medición de los ciclos se puede realizar con la ayuda de diversas variables y resulta particularmente interesante la superposición de los movimientos de los precios y de la producción. ¿Existe o no concordancia baja de los precios y las disminuciones de la producción? Este es el tipo de preguntas a las que han respondido los economistas y no de manera necesariamente análoga. Además, la teoría nos enseña que existen varias categorías de ciclos: ciclos mayores, ciclos menores, ibéricos, movimientos a largo plazo de los precios y trends seculares de los precios y de la producción. Resulta imposible presentar una evolución histórica de las fluctuaciones sin haber elegido un aparato analítico. Es indispensable mostrar, antes que nada, cómo estos diversos movimientos se superponen y se apoyan mutuamente; éste será nuestro primer objetivo. A continuación, estudiaremos, a través de las fluctuaciones cíclicas, los principales aspectos de la evolución de los precios y de la producción, reservando el próximo capítulo para el período 1919-1939. Nos quedarán por analizar las principales etapas del crecimiento económico a partir del final de la segunda guerra mundial.

Análisis teórico de los trends y de los ciclos

En el marco de esta obra, nos es imposible entrar en el detalle de las controversias que han jalonado las investigaciones sobre las fluctuaciones de la actividad económica, por lo que nos veremos obligados a adoptar, sin discutirlas, algunas definiciones lo más claras posibles, de los trends y de los ciclos. A pesar de las incertidumbres teóricas, un aspecto fundamental de la historia de las fluctuaciones es incontestable: el desarrollo del capitalismo industrial ha venido acompañado por una gran inestabilidad. A los períodos de prosperidad y de expansión de la producción han sucedido períodos de depresión y de paro. A muy largo plazo, la tendencia de la producción (el trend) se ha mantenido en alza, mientras que el trend de los precios ha pasado por puntos de inversión de la tendencia. A corto y a medio plazo, las variables precios cantidades han oscilado, según un ritmo cíclico, alrededor de los trends. La trilogía de Schumpeter continúa siendo la clasificación más útil para la comprensión de la evolución histórica. Los tres ciclos superpuestos se designan por tres nombres propios: Kitchin, Juglar y Kondratieff.

Clément Juglar jugó un papel de pionero al descubrir, en 1860, el movimiento cíclico propiamente “crisis” que interrumpen las fases de expansión y tenían la apariencia de un proceso fisiológico, según la expresión de Schumpeter. Se han dado numerosas explicaciones para justificar la recurrencia de estos bruscos frenazos, acompañados a menudo por pánicos financieros, quiebras, huidas de capitales, por la rápida extensión del paro y la caída de los precios. Las teorías de la superproducción y del su consumo y las teorías monetarias fueron, antes de ocupar un lugar en el análisis más general de los ciclos, meras tentativas de explicación de las crisis. La lista de las “crisis” ha sido relativamente fácil de establecer, y los autores no han mostrado grandes desacuerdos en la elección de estas fechas, por otra parte, fáciles de localizar.

Clément Juglar fue el primero en descubrir que las crisis se insertan en unos mecanismos más fundamentales de comportamiento cíclico. Según su hipótesis, los períodos de prosperidad estarían automáticamente seguidos por períodos de “liquidación” de los fenómenos ligados a la prosperidad. Las crisis ocuparían los puntos de inversión de la tendencia, en una serie de oleadas sucesivas de expansión y de depresión.
El estudio histórico dé los ciclos “Juglar” reveló una periodicidad media del orden de ocho años o más, según los períodos observados. Alvin Hansen ha estimado que existieron doce “ciclos mayores” en los Estados Unidos entre 1837 y 1937, cuya duración media habría sido de 8,33 años. Entre 1857 y 1937 esta media sería de ocho años. El “ciclo mayor” de Hansen es idéntico al “ciclo Juglar”.

A raíz de los trabajos de Juglar se pensó que solamente existía una categoría de movimientos cíclicos. Sin embargo, en 1923, Joseph Kitchin, estudiando las estadísticas de los tipos de interés y de los precios al por mayor en Inglaterra y en los Estados Unidos, para el período 1890-1922, estableció la existencia de un “ciclo menor”, más corto que el de Juglar.7 Al superponer los dos ciclos, el número de dientes de sierra aumentaba y resultaba más fácil distinguir los ciclos “mayores” de los ciclos “menores”. Según los trabajos de Hansen 8 y de Burns v Mitchell, se cuentan en los Estados Unidos, entre 1867 y 1938, dieciocho ciclos económicos, de los cuales siete son “mayores” o de “Juglar” y once “menores”. La periodicidad de los ciclos menores es de tres años y medio. Las interferencias de estas dos categorías de fluctuaciones cíclicas se inscriben en los movimientos a largo plazo de los precios, que un autor alemán, Spiethoff, descubrió alrededor de 1920. Pero era el economista ruso N. D. Kondratieff quien iba a ofrecer el análisis más pertinente de estos movimientos largos, en un artículo publicado en alemán en 1926 y traducido al inglés en 1935. 1° Kondratieff establece la existencia de “oleadas” sucesivas, de una duración aproximada de cincuenta años, que comprenden una fase de alza y una fase de baja de los precios y de los tipos de interés. Las controversias sobre este punto se centran en las fechas de las inversiones de la tendencia y en la evolución de las series cuantitativas en relación con la evolución de los precios.

Schumpeter ha realizado una síntesis de los tres análisis de Juglar, Kitchin y Kondratieff, presentando un modelo de fluctuaciones basado en la existencia de tres ciclos que denominaremos ciclo “corto” o “menor” (Kitchin), ciclo mayor o “ciclo económico” (Juglar) y “movimiento de larga duración Kondratieff” o también “ciclo largo” según la terminología de Schumpeter. Nuestro análisis histórico se referirá esencialmente a estos tres tipos de movimientos sin entrar en la crítica de sus fundamentos teóricos.

Sin embargo, debemos señalar que esta trilogía no agota todas las categorías de fluctuaciones y de movimientos cíclicos descubiertos. Entre los cielos mayores y los movimientos largos de Kondratieff, han sido localizados unos ciclos intermedios (“hiperciclos”, según Henri Guitton y Gastón Imbert). Estos “hiperciclos” tienen una duración de dieciocho a veintidós años, y no siempre se han distinguido claramente de los movimientos Kondratieff. Los “ciclos de la construcción” (building cycles) observados en Inglaterra y en los Estados Unidos tienen una duración media de dieciocho a veintidós años, y traducen las fluctuaciones de las construcciones de inmuebles, que no pueden dejar de influir sobre la actividad económica general. Finalmente, el análisis a muy largo plazo permite distinguir la existencia de movimientos trends seculares de los precios y de las cantidades. En una primera aproximación podemos admitir, con riesgo de simplificar la complejidad de la evolución histórica, que los movimientos Kondratieff se apoyan sobre el trend secular, mientras que los ciclos Juglar se apoyan sobre las diversas fases de alza o de baja de los precios de la obra Mouvements de longue durée Kondratieff, de la que tomamos el esquema siguiente.

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