La expectativa sobre este escenario está dividida entre los analistas con argumentos paralelos sobre el futuro.

En los últimos tiempos, el mercado global de commodities experimenta una notable reactivación. Desde el petróleo hasta los metales preciosos y los productos agrícolas, los precios demostraron un crecimiento que volvió a captar la atención de inversores, analistas y legisladores por igual.
Este nuevo panorama impulsó especulaciones, que van desde un análisis para conocer sobre un posible escenario positivo sostenido o si se trata de una ola, que se terminará en un corto tiempo generando nuevos aspectos negativos a sobrepasar.
¿Una recuperación económica o una ola pasajera?
La pandemia del coronavirus comenzada en 2020, además de dejar un panorama social complicado, tuvo un gran efecto en la economía mundial. La volatilidad en los mercados globales se incrementó debido a las eventualidades del contexto que llevó a establecer medidas mundiales ante la crisis, pero también surgieron condiciones para una recuperación sin precedentes.
El aumento de la demanda de commodities es uno de los aspectos que demuestra este contexto, impulsado por distintas variables como la apertura económica, estímulos fiscales por parte de autoridades y la transición de la energética.
Estos elementos habrían sido los fundamentales para provocar una inflación en los precios de las materias primas considerada estructural, pero también impulsaron la hipótesis sobre burbujas especulativas similares a las atravesadas anteriormente.
Quienes especulan que este escenario es una posible burbuja, se apoyan en el escenario, que presenta una volatilidad económica, lo que conlleva realizar movimientos especulativos; presentación de flujos de inversión masivos; desacople de los fundamentales, ya que los precios actuales no reflejan la realidad de la oferta y la demanda.
Sin embargo, no todos los analistas coinciden en que el mercado esté en una burbuja, un sector analiza que se podría estar frente a un aumento sostenido debido a que se presenta o deficiencias en la oferta con inversiones insuficientes en infraestructura de extracción y producción durante los últimos años, lo que lleva a restricciones.
Los cambios geopolíticos también es un factor incrementa esta teoría, ya que las tensiones entre las grandes economías aumentaron la demanda de commodities nacionales o provenientes de aliados estratégicos. El crecimiento demográfico y urbano en diversos países ha impulsado la demanda de materiales de construcción y energía.
Estos factores, combinados con la creciente popularidad de las inversiones en sostenibilidad, podrían sostener los precios de ciertas materias primas durante las próximas décadas.
En este sentido, el crecimiento de las commodities también está influyendo en otros tipos de activos. Las acciones de empresas mineras y energéticas muestran un rendimiento más alto que el de los índices generales, mientras que la inflación surgida de los altos precios de las materias primas está impactando negativamente los bonos.
Por su parte, los bancos centrales siguen el análisis del escenario ante los posibles efectos de las commodities en la inflación global, realizando medidas restrictivas para controlar los precios al consumidor.
No obstante, el futuro de las commodities dependerá directamente de la evolución de las innovaciones tecnológicas, las políticas climáticas y los riesgos geopolíticos.
En este sentido, los inversores deberán separar las tendencias de largo plazo de las fluctuaciones especulativas. Una estrategia diversificada y basada en datos fundamentales será clave para capitalizar las oportunidades sin asumir riesgos excesivos.
