La competencia por el liderazgo en el sector es una de las tensiones mundiales del momento. Un punteo sobre el escenario actual.
Los semiconductores se convirtieron en una de las herramientas con más relevancia en lo que respecta a la economía digital, siendo el motor que impulsa la innovación tecnológica del siglo XXI.
Las tensiones geopolíticas entre mercados desarrollados y diversos actores económicos en la industria de los semiconductores redefinen el futuro del sector.
El poder tecnológico, la competencia por el liderazgo
En la historia de la economía mundial, la producción y el diseño de semiconductores estuvieron dominados por un número de reconocidas empresas ubicadas en países estratégicos, posicionándose como líderes de diversos sectores sin dar lugar a otros competidores.
Taiwán con Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), se posicionó como líder de la manufactura de chips avanzados. Estados Unidos sigue siendo la potencia en diseño de semiconductores con gigantes como NVIDIA, AMD, Intel y Qualcomm.
Por su parte, China, acrecentó su inversión en la industria de semiconductores en un intento por reducir su dependencia de proveedores extranjeros. Con la iniciativa “Made in China 2025”, el país busca desarrollar su propia capacidad de producción de chips de vanguardia, aunque las sanciones impuestas por EE.UU. pusieron cierto freno al avance planeado.
La Unión Europea lanzó European Chips Act, para ser parte de la competencia. Con una inversión de más de 43.000 millones de euros busca aumentar la producción de semiconductores en el continente. Con esto, la UE quiere asegurar su soberanía tecnológica y reducir su dependencia de Asia y EE.UU.
Lo cierto es que en este escenario, las rivalidades por producción existen. EE.UU. y China son ejemplo de esto, este enfrentamiento es uno de los conflictos tecnológicos más relevantes de la actualidad. Washington impuso restricciones severas a la exportación de tecnología de chips a China, limitando el acceso de empresas como Huawei y SMIC a herramientas esenciales para la fabricación de semiconductores avanzados.
Por su parte, China intensificó el desarrollo de su propia tecnología a través de empresas como SMIC y Yangtze Memory Technologies (YMTC), contando con apoyo gubernamental.
Europa es parte de este escenario competitivo. Aunque aún no tiene un papel dominante en la manufactura de semiconductores, cuenta con empresas de gran relevancia en la cadena de valor, que de a poco se posicionan en diversos sectores gracias a inversiones en nuevas fábricas y en el desarrollo de chips avanzados.
El liderazgo en la próxima revolución tecnológica dependerá de quién logre resolver los obstáculos que se presentan respecto a la producción, escalabilidad y desarrollo de nuevas arquitecturas de semiconductores.
Lo cierto es que la competencia entre EE.UU y China por ser líderes en el sector tecnológico seguirá vigente marcando un camino de rivalidad y producción. Como así también Taiwán y Corea del Sur se seguirán disputando el puesto de líder en la fabricación de chips de vanguardia.
Sin embargo, la fragmentación del sector por las disputas geopolíticas vigentes junto a la diversificación de la cadena de suministro son factores que podrían redefinir el equilibrio de poder en la industria.En este sentido, el futuro de los semiconductores no solo será una cuestión de tecnología, sino también de política, estrategia industrial y resiliencia económica.
