La expansión de los años 1886-1890 se caracteriza en los Estados Unidos por la concentración de empresas y la constitución de cárteles tendentes a eliminar la competencia, y en Gran Bretaña y Europa por el aumento de sus inversiones exteriores y de sus exportaciones. Las insuficientes salidas interiores incitan a los inversores a construir en el extranjero nuevas líneas de ferrocarriles y a buscar nuevos mercados.
De 1873 a 1886 las inversiones británicas en el exterior se habían reducido; por el contrario, de 1886 a 1890 los capitales de la City se invierten principalmente en América del Sur. Otro factor expansivo es la construcción naval. Bajo este doble impulso, interior y exterior, Gran Bretaña alcanza el pleno empleo en el sector de las industrias pesadas hacia 1890. De todos modos, los precios aumentan poco y continuamos en el trend a la baja Kondratieff. Rostow explica que la reducción sensible de los costes de producción y las economías de escala, consecuencia de la concentración, hicieron compatibles una expansión de la producción y un débil aumento de los precios.
Una nueva crisis alcanza Gran Bretaña y Europa en 1890, y la depresión se extiende hasta 1896. La competencia internacional se hace muy viva, especialmente entre los tres grandes países industriales de la época: el Reino Unido, los Estados Unidos y Alemania. No faltan las ocasiones de invertir, aunque las redes ferroviarias estén, en conjunto, completas. La construcción naval ha pasado a un primer plano, por lo que la actividad constructora se debilita poco durante la depresión.