El desarrollo de la industria del hierro estuvo influido en gran medida por las técnicas importadas de Gran Bretaña. Volveremos a encontrar en este sector la participación conjunta del Estado francés y de los técnicos británicos.
En el siglo XVIII, Francia llevaba un gran retraso en la producción de hierro con respecto a Inglaterra y a Alemania. La industria se beneficiaba de una fuerte protección aduanera y solamente se utilizaba el mineral de hierro de Lorena que era de calidad mediocre. Además, ni siquiera existía competencia interior debido a la ausencia de medios de transporte. Cada productor tenía un monopolio en la zona geográfica en la que estaba radicada su empresa.
Réaumur había sido, sin embargo, un precursor en la investigación científica concerniente a la metalurgia. En 1722 y 1762 había publicado unos tratados sobre el hierro forjado y el hierro fundido. El gobierno deseaba desarrollar la producción de armamentos y John Holker quería producir el equipo necesario para la industria textil. El subdesarrollo de la siderurgia francesa constituía, pues, un verdadero estrangulamiento que había que suprimir. John Holker ayudó a un metalúrgico inglés, Michael Alcock, a construir una fundición en Charité-sur-Loire en 1757. Alcock recibió 2.400libras del gobierno francés para contratar obreros cualificados ingleses. De 1760 a 1786, Alcock fundó varias empresas metalúrgicas y mecánicas, una de ellas en Roanne en 1767.
En 1764 el gobierno francés envió a Inglaterra a un joven ingeniero de Lión,Gabriel Jars, con el fin de que pudiese estudiar los métodos de producción del hierro y del acero. Realizó las primeras experiencias de producción de hierro con coque en Saint-Étienne, e intentó convencer a los maestros fundidores a adoptar este procedimiento. Murió prematuramente el 20 de agosto de 1769. Los de Wendel, establecidos en Hayange, Lorena, se beneficiaron de las enseñanzas de Jars y continuaron las experiencias inspirándose en técnicas alemanas.
Una de las importantes contribuciones británicas al desarrollo de la siderurgia francesa fue la de William Wilkinson, quien emigró a Francia en 1777 y recibió un salario anual de 12.000 libras del gobierno francés para organizar una fundición de cañones en la isla de Indret, en el Loira, cerca de Nantes. Pero la producción era escasa y el gobierno envió a Indret a Ignace de Wendel quien consideró el procedimiento de la refundición ineficaz y oneroso. Propuso la construcción de altos hornos que posibilitaron la obtención de hierro a partir del coque. Wendel y Wilkinson, de común acuerdo, escogieron Le Creusot. De esta manera iba a ser realizada la primera concentración carbón-mina de hierro. Los altos hornos de Le Creusot fueron construidos con fondos privados y la ayuda financiera del gobierno de Luis XVI. Los trabajos, comenzados en 1782, se terminaron en 1785. La primera salida de arrabio tuvo lugar el 11 de diciembre de 1785. Hasta 1818, Le Creusot fue la única empresa siderúrgica francesa que utilizó carbón para la fundición. Los progresos no fueron realmente sensibles hasta después de 1840. Pero, tal como indican las cifras del cuadro XI, Francia se mantuvo muy por detrás de Gran Bretaña. Mientras que en 1806 el 97% de la producción de fundición inglesa era fabricada con coque, por este procedimiento se obtenía menos del 2% de la fundición francesa. Hubo que esperar hasta mediados del siglo xix para que este porcentaje se elevará al 50% y fue sólo a partir de 186% .1870 cuando sobrepasó el 90%. También se utilizó en Francia la máquina de vapor de James Watt, en la época de la fundación de Le Creusot. Unos años antes, en 1778, los hermanos Périer compraron a Boulton y Watt dos bombas de vapor que fueron instaladas en Chaillot en agosto de 1781. Posteriormente, los propios Périer fabricaron este tipo de máquina, pero fue Ignacio de Wendel quien importó la primera máquina de vapor rotativa para su empresa en Le Creusot en 1784. El ejemplo no fue seguido con demasiado calor por los industriales franceses: en 1810, la industria francesa contaba solamente con 200 máquinas de vapor frente a unas 5.000 en Gran Bretaña.

En 1815, Francia prácticamente no había empezado a fabricar acero. Obtenía unas pequeñas cantidades gracias a la buena calidad del mineral de los Pirineos y de los Alpes del Delfinado. Como se empleaba el carbón de madera para tratar el mineral de hierro, resultaba muy difícil aumentar la producción. La cementación, que permitía transformar el hierro en acero, era conocida desde hacía mucho tiempo en Alemania cuando se empleó en Francia por primera vez bajo la Restauración. Tampoco se conocía el acero obtenido en crisol, procedimiento inventado en Inglaterra por Huntsmann hacia 1750. Todo el acero fino o templado era importado. Finalmente se adoptó en Francia la técnica inglesa del crisol, aunque con mucha lentitud. La producción anual de acero fue de 5.000 t en 1826, 7.000 t en 1835, 12.000 t en 1845, 22.000 t en 1855. A partir de 1862-1865 se intentó adoptar el convertidor descubierto por el inglés Bessemer. Sin embargo, el mineral de Lorena contenía excesivo fósforo y hubo que esperar al procedimiento Thomas y Gilchrist, en 1878, para superar la dificultad. Desgraciadamente, una gran parte de la Lorena industrial había sido anexionada por Alemania en 1871. La expansión de la producción de acero tuvo lugar, sin embargo, a finales del siglo xix; entre 1895 y 1905 se duplicó la producción de acero, pasando de 714.000 t a 1.440.0000 t. Volvería a doblarse en menos de diez años y alcanzaría 3.200.000 t. en 1914.
Se sabe que la insuficiencia del aprovisionamiento de carbón fue un importante 1913. En esta fecha, la producción inglesa alcanzaba los 265 millones de toneladas Esta pobreza en carbón mineral fue una de las causas del empleo de carbón de del carbón y de los transportes, la excesiva protección aduanera, la insuficiente cualificación de la mano de obra, las unidades productivas de pequeño tamaño, el espíritu rutinario y, a menudo, la insuficiencia de los capitales fueron otros tantos factores que frenaron el desarrollo económico en la primera mitad del siglo xix.
El retraso de Francia en el desarrollo industrial
Dos categorías de factores influyeron en el desarrollo de la economía francesa entre finales del siglo xvil y finales del xix: unos, favorablemente; otros, desfavorablemente. Los últimos parecen haber pesado más que los primeros.
