La deuda soberana global creció significativamente y genera grandes preocupaciones. Un punteo de los factores que indican la necesidad de acciones.
Actualmente, diversos países tienen acumulados déficits significativos para sostener sus economías, enfrentando presiones fiscales crecientes, tasas de interés en aumento y una creciente fragilidad en los mercados emergentes. Este escenario deja en evidencia que se atraviesa una deuda soberana, antes no registrada.
Este escenario presenta preocupaciones globales ante una posible nueva crisis, devenida de las deudas que tienen los países, que podrían incrementarse y desatar un panorama mundial que pone en riesgo a todas las economías.
Factores preocupantes ante una posible crisis
Desde la pandemia del coronavirus, los países tomaron decisiones financieras para salir de la preocupante situación que generó esta afección. A cuatro años de este momento, las cifras respecto a la economía mundial son preocupantes, por el alto nivel de deuda, antes no registrado.
Según información del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) la deuda global, tanto pública como privada, supera los $300 billones, mientras que la deuda soberana sola ronda los $92 billones.
En esta línea, las tasas de interés altas que se establecieron como herramienta económica encarece el costo del endeudamiento para los países, puntualmente para los que tienen monedas débiles o economías dependientes de financiamiento externo, como es el caso de la Argentina. Combinado con la decisión que tomaron estos territorios sobre una reestructuración de deuda, el panorama es más preocupante.
El enfrentamiento comercial entre países como Estados Unidos y China y los conflictos bélicos en vigencia, que ponen en juego las cadenas de suministros y generan inflación global, es uno de los factores que contribuyen al desarrollo de una posible crisis.
Ante este escenario, expertos en la materia indican que es necesario reevaluar los modelos de financiamiento soberano. Los países podrían apostar a otras herramientas como son bonos vinculados a objetivos de sostenibilidad o mecanismos que ajustan los pagos en función del crecimiento económico.
En este sentido, la preocupación ante una posible crisis de deuda global es muy fuerte, por lo que se indica que es necesario tomar medidas preventivas de forma coordinada a nivel internacional en búsqueda de una reestructuración de deuda y promover la sostenibilidad fiscal.
La gestión prudente, tanto en las economías avanzadas como en las emergentes, de la deuda soberana será clave en los próximos años para evitar una crisis mundial.